El periodo de carencia de un préstamo es aquel periodo de tiempo durante el cual puedes reducir el importe de tus cuotas en una parte o incluso no pagar nada.

En este post vamos a analizar cuáles son los diferentes escenarios en los que se plantea o se ofrece un periodo de carencia, sus ventajas e inconvenientes y mucho más. 

Guía de Contenidos

Breve introducción sobre cómo funciona el pago de un préstamo

A la hora de programar y diseñar la devolución de un préstamo, debemos tener en cuenta, además de las comisiones del préstamo, dos variables: los intereses que se pagan y el tiempo que se tarda en devolver el dinero. Ambas variables están estrechamente relacionadas para diseñar el coste que tendrá la operación para nosotros. 

En general, cuanto más tiempo tardamos en devolver el préstamo mayor será el porcentaje de interés que deberemos pagar por el mismo. De este modo, los préstamos que se devuelven más rápido o en menos tiempo serán más baratos que aquellos que tengan un periodo de amortización más largo.

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Esto significa que de facto, introducir un periodo de carencia en un préstamo lo encarecerá, a no ser que se negocien las condiciones de dicho préstamo con la entidad bancaria y por tanto se consiga introducir una cláusula en el contrato que especifique dichas condiciones.

Tipos de carencia en un préstamo 

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Los periodos de carencia normalmente afectan al cuadro de amortización

Existen dos tipos de carencia: 

  • La carencia total. Es aquel periodo de tiempo durante el cual no se paga ningún tipo de cuota, y por tanto no se devuelve ni el capital ni intereses. 
  • La carencia parcial. Es aquel periodo de tiempo durante el cual la cuota que pagamos se reduce, y solamente pagamos intereses. Esto significa que durante este periodo no estaremos devolviendo capital y la cantidad de las cuotas será menor.  

Ventajas y desventajas de los periodos de carencia

Aunque puede parecer que un periodo de carencia solo son beneficios para el cliente, introducir un periodo de carencia en un préstamo siempre va a cambiar alguna de las variables anteriormente mencionadas (duración y tipo de interés) o incluso ambas a la vez. Vamos a verlo con algunos ejemplos. 

En cuanto a las ventajas, los periodos de carencia pueden aligerar los gastos que debe asumir un cliente durante un periodo de tiempo concreto, sobre todo en el caso que esté atravesando dificultades económicas. Ahorrarse de pagar las cuotas de un préstamo puede ser un desahogo y un salvavidas si ya tenemos otras deudas.

En cuanto a las desventajas, hace falta señalar que los periodos de carencia no son totalmente gratis, ya que durante el tiempo que dure la carencia los intereses se siguen acumulando. Esto significa que cuándo se termine dicho período de carencia las cuotas serán más altas ya que se le habrán sumado los intereses acumulados durante el periodo de libre de pago.

¿Conviene solicitar periodos de carencia?

Como ves, solicitar un periodo de carencia no es gratis. Una carencia no es más que retrasar el periodo de devolución del capital, lo que significa su vez qué automáticamente se aumentan los intereses del préstamo.

Esto significa que económicamente y financieramente hablando normalmente no interesa solicitar periodos de carencia, pero incluso así puede ser interesante y convertirse en todo un alivio para aquellos clientes que momentáneamente están sufriendo o pasando por un periodo o bache económico. De ese modo pueden evitar caer en un impago de un préstamo.

De modo que no podemos darte ninguna respuesta sobre si conviene o no conviene solicitar un periodo de carencia, ya que dependerá de la situación económica en la que te encuentres.

Lo que sí podemos recomendarte es que antes de dar el paso lo hables con tu entidad bancaria y seas franco sobre las razones para solicitar un periodo de carencia y preguntar las ventajas y desventajas que tendrán para tu caso concreto.

¿Los periodos de carencia los ofrecen todos los tipos de préstamos? 

Normalmente se puede negociar introducir un periodo de carencia en cualquier tipo de préstamo, sin importar si se trata de un préstamo personal o préstamo hipotecario.

No obstante, ningún prestamista ni entidad bancaria normalmente ofrecerá abiertamente un periodo de carencia al cliente (están interesados en ver el dinero de vuelta lo más rápido posible), y se deberá proponer dicha operativa de forma proactiva. 

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Durante la época más agresiva de venta y firma de hipotecas, antes de la crisis bancaria del año 2008, era habitual que las entidades bancarias captasen clientes de la competencia ofreciendo ventajas y descuentos en sus préstamos, ventajas que entre otras también incluían periodos de carencias de pago. 

En el caso de que la entidad bancaria o el prestamista no ofrezca un periodo de carencia por defecto y lo solicitemos, esta solicitud implicará realizar un nuevo análisis de riesgos por parte del prestamista para determinar si el periodo de carencia puede impactar negativamente en la operación.


Diferencias entre periodos de carencia y moratorias o prórrogas de un préstamo 

Para terminar, es habitual que además de los dos tipos de carencia mencionados, también hayas oído hablar sobre el concepto de moratoria o prórroga. Una moratoria o prórroga es cuando se aplaza el pago de cuotas de un préstamo sin tener que asumir ningún coste extra. 

Cuando se termina el periodo de moratoria la entidad bancaria normalmente vuelve a reclamar que el cliente reanude el pago de las cuotas de su préstamo en las mismas condiciones en las que se dejó, pero a veces la entidad puede querer renegociar las condiciones del préstamo y pueden no ser exactamente las mismas que las que se firmaron en un principio. 

Una de las moratorias más sonadas y conocidas últimamente y que podemos usar como ejemplo de este caso ha sido la moratoria en el pago de préstamos hipotecarios o no por causa de la pandemia de COVID. Durante este periodo de tiempo de un año y gracias a una ley introducida por el gobierno, todos aquellos ciudadanos que tuvieron dificultades para hacer frente al pago de su hipoteca podían acceder a una moratoria (en los pagos) durante un año y sin ningún coste.