El capital social es una suma de recursos —económicos y materiales— que constituyen una empresa; de hecho, es el punto de partida de toda actividad comercial. El capital social se utiliza principalmente para recuperar, en la fase inicial, todo lo necesario para poner en marcha la empresa: la maquinaria, los equipos, el dinero necesario para pagar gastos y salarios. Su valor se establece de común acuerdo con los demás accionistas. Pero durante el ciclo de vida de una empresa, el monto del capital social puede crecer y brindar así una mayor garantía de solvencia a los socios involucrados. Desde Capital Privado MB te explicamos qué es el capital social de una empresa, cómo funciona y qué papel juega dentro de la gestión financiera de tu negocio.
Guía de Contenidos
El capital social de una empresa es, por lo tanto, el valor monetario de los bienes que los socios de una compañía le ceden sin derecho a devolución inmediata. De todas maneras, su forma jurídica es la de deuda frente a los socios. Aquellos que aportaron al capital social pueden exigir su parte en el futuro, siempre que sigan los cauces legales para ello.
Es decir, es el conjunto de contribuciones iniciales por parte de los socios para que la empresa desarrolle los negocios. Sin embargo, las aportaciones pueden no ser monetarias, por esta razón, para medirlas se les atribuye un determinado valor en dinero. Ya se trate de equipos informáticos, inmuebles o de cualquier otro elemento, se calculará su valor venal para conocer el verdadero valor de la aportación.
El capital social está regulado por el Real Decreto Legislativo 1/2010, del 2 de julio, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Sociedades de Capital.
Para entender mejor el concepto y para saber cómo se realiza el cálculo correspondiente, veamos la composición del capital social de una empresa.
De esta forma, si queremos saber cuál es su capital social de una empresa en un determinado momento, es necesario conocer los siguientes datos:
- Activos: todo el dinero en efectivo, deudas pendientes de cobro, edificios, equipos y demás elementos de los que la entidad es propietaria.
- Pasivos: las deudas que se tienen que pagar a los acreedores empresariales.
Una vez conocemos el activo y el pasivo de una empresa, tendremos que restar el segundo al primero para obtener la cifra de su patrimonio neto. Este dato es crucial en el proceso de cálculo, sin embargo, todavía es necesario conocer dos más:
- Reserva legal: el dinero que una empresa necesita retener para garantizar su correcta financiación y la cobertura ante posibles pérdidas. La ley establece que debe componerse de un 10% de los beneficios anuales, hasta alcanzar el 20% del capital social.
- Resultados de anteriores ejercicios: hace referencia a los beneficios o pérdidas que hayan podido tenerse en el año anterior.
En resumen, el cálculo del capital social de cualquier entidad se obtiene a través de la aplicación de la siguiente fórmula:
Capital social = Patrimonio neto – Reserva legal – Resultados de anteriores ejercicios
El capital social de toda compañía o empresa, independientemente de su naturaleza, cuenta con las siguientes características fundamentales:
- Su aportación debe tener lugar siempre, y en todo caso, en el momento de la fundación de la sociedad.
- El monto del capital social puede aumentar o reducirse posteriormente.
- El capital social actúa como garantía frente a terceros en caso de situación de quiebra. Ahora bien, no se emplea para hacer frente a pérdidas en un ejercicio, pues en ese caso se utilizará el patrimonio neto de la empresa.
- Debe representar un mínimo de 3.012 euros en caso de sociedad limitada y de 60.101,21 euros en caso de tratarse de una sociedad anónima.
Es normal que en su fase inicial, ninguna empresa cuente con ingresos inmediatos que la mantengan a flote en el tiempo. A esas alturas el capital social actúa como factor de desarrollo económico esencial, sin el cual no sería posible continuar la actividad empresarial.
El capital social tiene que ser distribuido correctamente desde un principio. La única forma de sacarle el máximo partido es decidiendo correctamente cómo y en qué invertirlo: maquinaria, salarios, materiales, inmuebles… Todo ello supone un gasto y, como tal, una reducción del capital.
De la misma manera, es la cifra la que determina los pasos progresivos que hay que ir tomando. Es fundamental realizar un análisis del capital social de una empresa para comprender cuáles son las posibilidades reales de crecimiento. Es imprescindible hacer una buena gestión del capital social para aprovecharlo al máximo y transformarlo en futuros beneficios.
Además, el capital social es un indicador valioso, puesto que el porcentaje de participación de cada socio indica la proporción en la que son propietarios de la empresa, y condiciona directamente su derecho a las ganancias y a los derechos de voto de cada uno. Por lo tanto, permite también definir y limitar las responsabilidades de cada socio, así como su dominio sobre la empresa.
Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la mayoría de las decisiones que tomemos en la fase inicial de la constitución empresarial haciendo uso del capital social disponible acabarán determinando la supervivencia o no de nuestra compañía.